Queridos hermanos en Dios:
Les pido mil disculpas por no poder publicar nada por los últimos 7 días. Yo estoy en tratamiento por depresión (les hablaré más de esto cuando escriba mi testimonio de vida en Dios) y con mi doctor estuvimos probando un medicamento nuevo que me hizo muy mal. Era necesario para descartar algunas cosas, pero dejé de tomarlo, y creo que ya estoy tomando los medicamentos correctos. Espero que entiendan mi situación.
El día de hoy el Evangelio es un tanto duro, y más dura creo que será mi reflexión. Por esto mismo, me es necesario recurrir a la primera lectura y al salmo, pues complementan el Evangelio de hoy (y también me ayudan a hacer una mejor reflexión). Así que por hoy pondré también a su disposición estas dos lecturas.
Los quiero en Cristo, no me olvido de ustedes...
Mili de Jesús
Lecturas del día de hoy, extraídas de la Biblia de Jerusalén.
Lectura de la carta de Santiago (Sant 5, 9-12)
9 No os quejéis, hermanos, unos de otros para no ser juzgados; mirad que el Juez está ya a las puertas. 10 Tomad, hermanos, como modelo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. 11 Mirad cómo proclamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Habéis oído la paciencia de Job en el sufrimiento y sabéis el final que el Señor le dio; porque "el Señor es compasivo y misericordioso". 12 Ante todo, hermanos, no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni por ningún otra cosa. Que vuestro sí sea sí, y el no, no; para no incurrir en juicio.
Salmo (Sal 102, 1-4, 8-12)
R: El Señor es bondadoso y compasivo.
1 Bendice a Yahveh, alma mía, del fondo de mi ser, su santo nombre, 2 bendice a Yahveh, alma mía, no olvides sus muchos beneficios. R.
3 El, que todas tus culpas perdona, que cura todas tus dolencias, 4 rescata tu vida de la fosa, te corona de amor y de ternura. R.
8 Clemente y compasivo es Yahveh, tardo a la cólera y lleno de amor; 9 no se querella eternamente ni para siempre guarda su rencor; 10 no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.
11 Como se alzan los cielos por encima de la tierra, así de grande es su amor para quienes le temen; 12 tan lejos como está el oriente del ocaso aleja él de nosotros nuestras rebeldías. R.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos (Mc 10, 1-12)
1 Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les enseñaba. 2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» 3 El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?» 4 Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» 5 Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. 6 Pero desde el comienzo de la creación, "El los hizo varón y hembra". 7 "Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre", 8 "y los dos se harán una sola carne". De manera que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» 10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. 11 El les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; 12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Reflexión:
Este Evangelio nos habla sobre el matrimonio. El matrimonio es un sacramento muy especial, pues es el único sacramento que en verdad realizan los novios, y no el sacerdote. Esto no significa que se pueda realizar sin la presencia de un sacerdote, pero sí significa que hay que tener mucho cuidado al recibir este sacramento, no hay que tomarlo a la ligera. Frente al altar, los novios se aceptan como esposos, y se prometen estar el uno con el otro hasta la muerte, pase lo que pase. Esta promesa se hace ante Dios, y Él la toma muy en serio. Y aquí recurro a la primera lectura: que su sí siempre sea sí, y que su no siempre sea no, siempre decir la verdad, no tener que recurrir a jurar, pues jurar ya significa que en alguna oportunidad tu sí o tu no fueron falsos, y no debemos mentir. No solo para mantener una imagen, sino que cuando mentimos en lo pequeño, nos vamos acostumbrando a mentir cada vez más, y luego salir de ese hábito se hace muy difícil. De ahí la importancia de evitar pecar (cualquier pecado, sea grande o pequeño) pues un pecado por muy pequeño que sea, se puede convertir en una costumbre, en un hábito, y luego es muy difícil dejarlo. Es por eso que debemos comprometernos a convertirnos desde ahora, no desde mañana o pasado.
Romper la promesa hecha al novio o a la novia, y a Dios, en el matrimonio, es algo delicado. Por eso hay que estar muy seguros de que es esto lo que se quiere, y de hecho se le pregunta a los novios si están allí por voluntad propia. Si esto no fuera así, el matrimonio podría ser declarado nulo. Sí, nulo. Para la Iglesia Católica no existe el divorcio, pero sí la nulidad. Esta palabra significa que en verdad el matrimonio no existió. Para realizar esto, hay que consultar a un abogado experto en derecho canónico, y seguir un procedimiento que la verdad desconozco, pero el primer paso es consultar al abogado. Otra de las causas de que un matrimonio sea declarado nulo, es por ejemplo, que el novio le oculte algo muy relevante de sí mismo a la novia, por ejemplo, que tiene una enfermedad mental, o que es alcohólico. Y otra causa es también que uno de los novios no crea realmente que quiera estar con el otro para toda la vida, o que crea que ésto es imposible. El matrimonio católico es para toda la vida, si usted considera que no se puede, es mejor no se case por la Iglesia, o que trabaje y le pida a Dios que cambie su opinión. Dar el sí en el matrimonio es algo muy serio,
Es complicado decir "sí, yo estaré con ese hombre para toda la vida, hasta que la muerte nos separe" (en mi caso sería un hombre, pues soy mujer). Sin embargo, el sacramento del matrimonio es motivo de esperanza para los novios: Dios, a través del sacramento, les da la Gracia para amar a su esposo o esposa, de la misma manera que Jesús amó a la Iglesia. Y Jesús amó a la Iglesia hasta el extremo, hasta la muerte, y muerte de cruz. Nuevamente vienen los peros: para recibir la Gracia de Dios, hay que estar en estado de Gracia, esto quiere decir que debemos confesarnos previamente. Y además, la Gracia que Dios da a los matrimonios, no se las da solamente en el momento de la ceremonia religiosa, sino que se las da continuamente. Así, si un matrimonio de verdad quiere permanecer unido, debe recurrir a: el sacramento de la reconciliación seguido, la Eucaristía, la oración (ojalá oren juntos), y cuidar muchísimo su amor. No sirve si solo uno de ellos realiza estas cosas, pues si una (o uno) cae en pecado y es infiel al otro (o a la otra) ¿de qué sirve que solo uno haga de todo para que el matrimonio persevere?
El sacramento del matrimonio hoy en día es algo heroico, considerando que hay un egoísmo imperante, un individualismo que nos dice "¿para qué te vas a casar si vas a tener que compartir tus cosas? ¿No será mejor dejarlas solo para ti? ¿para qué vas a tener hijos si cuestan tan caro?". Y claramente hay muchas más excusas que nos puede dar este anti-valor. El matrimonio requiere de la humildad, la generosidad, el respeto, la paciencia... y quizás muchos más, pero voy a recalcar estos valores. La humildad para pedir perdón, y también para perdonar al otro cuando se equivoca, pues ninguno de los dos puede pedirle al otro que sea perfecto, menos aún siendo que ninguno de los dos es perfecto. La generosidad, pues van a vivir en un lugar común, van a compartir comida, espacios, hijos, amor... y hay que ser generosos en ese aspecto, especialmente las relaciones sexuales son un acto de generosidad del uno para la otra (o de la una para el otro) pues se comparte algo muy íntimo, que además debe estar siempre basado en el amor. Respeto, pues muchas veces puede suceder que ella o él no quieran tener relaciones, o quieran tener un espacio en soledad, o con los amigos, y eso también requiere respeto. Y paciencia, pues puede ser que mi marido haga algo que a mí no me gusta (como ensuciar el wc con orina, o dejar la toalla con la que se ducha tirada sobre la cama) y aunque yo le pida que no haga esas cosas, puede ser que ese hábito no se desarrolle de una vez para siempre, o puede ser que se equivoque en otra cosa más grave, y yo tenga que tener paciencia para que deje eso. ¿Comprenden lo heroico del matrimonio?
Ahora ¿qué pasa cuando el matrimonio se separa, y no hay vuelta atrás? Yo considero que todo es posible para Dios, y que un matrimonio siempre puede volver, pero si el matrimonio no puede ser anulado, y se piensa que ya es imposible que éste regrese (como mis padres, que llevan separados como 28 años, y ambos están muy lejos de la Gracia de Dios como para que Él haga algo por ellos) es necesario que esa mujer, o ese hombre, permanezcan solos. ¿Porqué tanto? Se habla mucho del "derecho a rehacer su vida", pero no se habla del deber de permanecer fiel a la promesa que se hizo ante Dios. Por lo tanto, si una persona se divorcia, y quiere permanecer fiel a Dios, debe permanecer solo (o sola). Si una persona se casa, luego se divorcia, y luego se vuelve a casar, falta a esa promesa, y esto quiere decir que está cometiendo un pecado grave, y que estará en pecado hasta que vuelva a estar solo (o sola). Esto de estar en pecado, es algo muy complicado, pues no puede recibir la Eucaristía (pues al estar en pecado, tiene el corazón sucio, y al recibir a Jesús estaría mezclando a Jesús con ese pecado, y eso se llama sacrilegio) y aunque se confiese, si sigue estando con esa otra persona que no es su esposo o esposa, seguirá estando en pecado: es decir, el sacramento de la reconciliación no va a hacer "efecto" en verdad. Y si no puede confesarse, y permanece en pecado... su alma está en grave peligro, no solo porque debe cargar con ese pecado, sino que además porque puede perder la esperanza, y no decidirse a convertirse nunca, y eso lo llevará directo al infierno. ¿Ven lo grave que es?
¿Qué pasa si yo no me he casado nunca, y me caso con un hombre (o una mujer) que se divorció? Pues estás en pecado igual, pues eres ocasión de pecado para ese hombre (o mujer) y eso es pecado. Es más, Jesús nos dice que si miramos a la mujer (o al marido) de otra persona con pensamientos "de deseo", que pueden incluso ser muy románticos, sin pensar en tener relaciones, igual se está cometiendo adulterio con esa persona. O sea, casarse o ser novio(a) (o pololos como se dice en Chile, mi país) de una persona que está divorciada, es pecado, es adulterio igual, y es tan serio como en el caso anterior. Por eso, si tú conoces a alguien que está divorciado(a), y te gusta, o le gustas... mejor ¡corre! No le seas ocasión de pecado, ni cometas tú un pecado. Una mujer o un hombre que realmente ama a Dios sobre todas las cosas, hará esto por amor a Dios.
"Lo que ha unido Dios, no lo separe el hombre" dice Jesús en este Evangelio. Cuando dice "repudiar", quiere decir divorciar. Así está traducido en otras Biblias, y así también se le llama en el Islam cuando un hombre se divorcia de su mujer (cosa que no puede suceder al revés por sus leyes). Pero... ¿puede Dios unir a dos hombres, o a dos mujeres? La respuesta es muy simple: Jesús dice claramente "Dios los hizo varón y hembra", en otras Biblias leemos "Él los hizo hombre y mujer". Si Dios nos hizo hombre y mujer, si Dios le dio a Adán a Eva por compañía, y no a otro hombre... ¿no será por algo? Si alguien que no cree en Dios les hace la misma pregunta, le pueden decir: ¿crees en la naturaleza? ¿crees que es sabia? Pues la naturaleza, o el universo, o lo que quieras, nos hizo hombre y mujer, y solo le dio la capacidad de tener hijos a un hombre con una mujer. ¿No será eso por algo? Dios es infinitamente mucho más sabio que nosotros, e incluso una comparación con los animales me parece burda: nosotros tenemos voluntad e inteligencia, podemos decidir si estamos con alguien del mismo sexo o no, los animales solo pueden seguir su instinto, y eso nos hace superiores a los animales. El simple hecho de que solo un hombre con una mujer puedan tener hijos, y el matrimonio se hizo como institución para eso, para tener hijos... significa claramente que los homosexuales no deberían poder ser padres. En otra ocasión (y quizás hasta en otro espacio que crearé próximamente) les explicaré más sobre los estudios científicos que avalan esto, pues los niños necesitan un padre y una madre para crecer y desarrollarse plenamente. El matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, y quien les quiera convencer de otra cosa, pueden ustedes muy bien pensar que esa idea proviene del maligno (así llamo yo al demonio) y rechazarla de plano. Es el maligno el que quiere destruir el matrimonio, pues sabe que en una familia los seres humanos somos más sanos y más felices. Y es claro que el maligno quiere destruirnos, especialmente destruir no solo nuestra salud física y mental, sino que destruir nuestras almas.
Les dejo como "tarea" rezar por los matrimonios, por los que están unidos y necesitan de Dios para continuar juntos (que en realidad son todos), por los que se encuentran en problemas, y por los que se encuentran separados o divorciados, para que Dios les de la Gracia para volver a Él, o para que permanezcan con Él, y les dé su Paz.
Descansen... la reflexión de hoy ha sido dura, pero no olvidemos nunca que Dios es todo Misericordia, y que siempre nos espera de regreso, hasta el último suspiro de nuestras vidas. Y aquí recurro al Salmo del día de hoy, vuelvan a leerlo, y recuperen la Paz que Dios nos da.
Los quiero, no me olvido de ustedes...