Reflexión y Oración del Evangelio del día - viernes 7 de febrero

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos (Marcos 6, 14 - 29) Extraído de la Biblia de Jerusalén

14 Se enteró el rey Herodes, pues su nombre se había hecho célebre. Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.» 15 Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás profetas.» 16 Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése ha resucitado.» 17 Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. 18 Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.» 19 Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, 20 pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.

21 Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. 22 Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a

Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.» 23 Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.» 24 Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.» 25 Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.» 26 El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. 27 Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel 28 y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la

muchacha se la dio a su madre. 29 Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.

Reflexión: 

Se dice que aquél que es fiel en lo pequeño, es fiel también en lo grande. Lo mismo pasa con el pecado: cuando pecamos en algo pequeño, se va convirtiendo en una bola de nieve que nos hace pecar más y más, y finalmente nos abrumamos mucho por la gran cantidad de pecados que hemos acumulado.

La historia de Herodes nos muestra lo mismo: él pecó al tener a la esposa de su hermano, Herodías. Eso fue adulterio. El adulterio ocurre cuando nos dejamos llevar por nuestras pasiones. Lo mismo le ocurrió al ver bailar a la hija de Herodías: se dejó llevar por sus pasiones, y le dijo a la joven que le daría lo que ella quisiera. Y así Herodías, su madre, le dijo a la joven que le pidiera la cabeza de Juan. Y claro, Herodes no pudo decirle que no, por su juramento, y porque le dio vergüenza desdecirse en frente de los invitados.

Lo mismo puede pasar en nuestras vidas. Partimos sacando una pequeña cantidad de dinero de otra persona, haciéndonos la promesa de que la vamos a devolver. Luego vamos por algo más grande, y más grande... hasta que simplemente ya no solo no podemos devolver lo tomado, sino que además nos hemos hecho el hábito de tomar lo ajeno.

Los hábitos parten así, de cosas pequeñas. A un niño, cuando le enseñamos a lavarse los dientes, tenemos que enseñarle de a poco, un día a la vez. Se recomienda que incluso entre los adultos, para desarrollar un hábito, se puede pensar "lo haré por esta vez", y de tanto hacerlo "por esta vez", se convierte en un hábito, ya no tenemos que obligarnos a hacerlo, es una costumbre, algo que estamos acostumbrados a hacer.

Los pecados también se convierten en hábitos. Es por eso que debemos cuidarnos de no caer en aquella primera vez, por muy pequeño y poco importante que pueda parecer el pecado.

Hay muchas personas que, aún queriendo dejar de pecar, está tan profundo hundido el pecado en sus vidas, que les cuesta mucho, o no pueden dejar de hacerlo. Es por eso que no debemos esperar a mañana para dejar de pecar: hay que hacerlo hoy. No sirve la excusa de "mañana empiezo", "el lunes empiezo la dieta", pues de tanto aplazarlo, no comenzamos nunca. Y cuando es algo tan importante como la salvación de nuestra alma, no debemos escatimar en recursos. 

El primer buen paso que debemos dar para dejar de pecar, es ir donde un sacerdote, y recurrir al Sacramento de la Reconciliación. Pero no debemos aplazarlo más, hay que ir hoy, arrepentirnos realmente de los pecados cometidos, hacer un buen examen de consciencia, y hacer un plan, algo para estimularnos y recordarnos que no debemos volver a cometer ese o esos pecados delos que nos arrepentimos. Pero hagámoslo hoy.

Oración:

Querido Jesús: 

Todos los que vivimos en este mundo somos pecadores. El pecado cometido por Adán nos ha corrompido a todos. Y sin embargo, Tú, Jesús, viniste a este mundo, te hiciste pequeño y humilde, incluso limitado, para sufrir con nosotros, vivir en carne propia el dolor, y pagar por nuestros pecados en tu Pasión y muerte de cruz. Danos la Gracia de valorar este gran sacrificio que hiciste por nosotros, que nos arrepintamos de nuestros pecados de forma verdadera, y que podamos alejarnos de todo pecado. Danos la Gracia del arrepentimiento de nuestros pecados, y pon en nosotros el fuerte anhelo de dejar de pecar. Y más aún, querido Jesús, danos la Gracia de saber reconocer cuando estemos en tentación, y de huir de aquella situación de pecado a la que estemos enfrentados. Huir, no por cobardía, sino que por la consciencia de que somos débiles, y podemos caer si continuamos siendo tentados. 

Jesús, querido Jesús, nada podemos hacer sin Ti. Ayúdanos a alejarnos del pecado, y a ser conscientes de que con cada pecado le estamos haciendo daño a tu Sagrado Corazón, que siendo totalmente inocente, no merece que le sigamos haciendo daño. 

Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden, y líbranos, Señor, Dios y Salvador nuestro, del maligno.

Amén.

No olviden que si tienen una intención de oración, pueden escribirla en los comentarios, o en el pequeño "chat" a la derecha de los post. Yo me encargaré día a día de ponerlas en la reflexión y oración del Evangelio del día, y de esa manera formaremos una comunidad de oración. 

Sigo rezando por ustedes.

Mili de Jesús