miércoles, 23 de abril de 2014

Santos... porque humanos.


El título del artículo se llama "santos pero humanos". Pero yo considero que si no se es humano, muy humano, es imposible ser santo. Los defectos, nuestras dificultades, nos son también oportunidades para santificarnos, de demostrarle al Buen Padre Dios que lo amamos, a través de nuestros intentos de ser cada vez más perfectos, asemejarnos a Él, por el amor que le tenemos en nuestro pequeño corazón. Eso derrite a Dios...

También creo que nuestros defectos, al ser nuestras cruces, son también camino de santificación. Jesús se entregó por nosotros, y al seguirlo nos santificamos... al entregar nuestro esfuerzo por ser mejores personas, llevando con nosotros nuestros defectos, nuestras cruces, nos santificamos.

Así sucede también con nuestras dificultades, nuestros dolores. Demos gracias a Dios por ellos, pues son las vías por las que Dios nos permite seguir a Jesús en su cruz. Si ofrecemos estos dolores a Dios, y los vivimos con esperanza y alegría (sí, se puede) podemos no solo expiar nuestros pecados, sino que los de muchos, consolar al Sagrado Corazón de Jesús, y salvar muchas... muchas almas.


Santos pero humanos: Los defectos de Juan Pablo II y Juan XXIII

ROMA, 22 Abr. 14 / 06:19 pm (ACI/EWTN Noticias).- Los postuladores de las causas de canonización de los Pontífices, Mons. Slawomir Oder y el Padre Giovangiuseppe Califano O.F.M., explicaron esta mañana a los periodistas reunidos en la Oficina de la Santa Sede que los nuevos santos también tenían defectos y eso “demuestra su humanidad”.
Los expertos resaltaron los signos de santidad más innatos en ambos pontífices, pero también, contestaron a las preguntas de los periodistas, y aseguraron que como seres humanos, los pontífices tenían sus propias limitaciones.
Mons. Oder señaló que Juan Pablo II “era un hombre con sangre en las venas”, que así como “no tenía problemas en demostrar sus sentimientos”, a veces “se enfadaba, lo que demostraba su humanidad”.
El sacerdote polaco recordó que en uno de sus viajes, al Papa Juan Pablo II le recomendaron usar del chaleco antibalas. Sin embargo, el Pontífice renunció enérgicamente a esta protección con una negativa. “Lo rechazó porque él confiaba en otro tipo de protección”, señaló Mons. Oder.
El P. Califano indicó que el Papa Juan XXIII, conocido como el Papa “Bueno”, también tenía defectos y “solía preocuparse demasiado por las cosas, pero tenía un sentido de sencillez y sabiduría que le ayudaban a ser irónico consigo mismo”.
“Un día, un Obispo recién nombrado le confesó no poder dormir por las noches debido a la ansiedad que le causaba la responsabilidad de su cargo. El Papa (Juan XXIII) le dijo ‘¿Sabes? También a mí me pasaba lo mismo cuando fui elegido Papa. Pero un día soñé con mi Ángel de la Guarda y me dijo que no me lo tomara todo tan en serio’”.
Ambos postuladores coincidieron en que “todos tenemos defectos, pero la verdadera santidad es aquella en la que el hombre responde a la gracia de Dios corrigiendo sus errores”.
Fuente original: ACI PRENSA

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