miércoles, 12 de febrero de 2014

Reflexión del Evangelio del día - miércoles 12 de febrero

Disculpen por escribir tan tarde hoy... ayer no pude encontrar el momento de escribir, y hoy tampoco lo pude antes. Yo necesito estar tranquila, estar en paz, cuando escribo estos textos. Les pido recen por mi familia y por mí, para que convivamos en paz. Y recuerden que pueden escribir sus peticiones en los comentarios, yo los escribiré al día siguiente en la reflexión y oración. Los comentarios anónimos están activados, así que háganlo sin vergüenza. Está activada la moderación de los comentarios, eso sí, pues no quiero que haya ningún disturbio a la paz en el blog. Yo leeré sus comentarios y los publicaré. 


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos (Mc 7, 14 - 23) Extraído de la Biblia de Jerusalén.

14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. 15 Nada hay fuera del hombre que,  entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 16 Quien tenga oídos para oír, que oiga.» 17 Y cuando, apartándose de la gente, entró en casa, sus discípulos le preguntaban sobre la parábola. 18 El les dijo: «¿Conque también vosotros estáis sin inteligencia? ¿No comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarle, 19 pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?» - así declaraba puros todos los alimentos -. 20 Y decía: «Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. 21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, 22 adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. 23 Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre.»

Palabra de Dios.
Gloria y Honor a Ti Señor Jesús.


Reflexión:

Este Evangelio es la continuación del de ayer. No es malo lo que comemos, eso no nos contamina, no por lo menos el alma, que es lo que más interesa a Jesús, y que también debe importarnos mucho a nosotros. Es lo que sale del corazón de los hombres lo que es pecado. No es malo comer carne de vaca o cerdo, pollo o pavo... no, no es malo, lo que es malo es lo que sale del corazón del hombre. 

Nosotros, como seres humanos, hemos heredado el pecado de Adán, que se perdona cuando somos bautizados. Pero, como les dije ayer, queda la huella del pecado. Por eso existe el mal en el mundo. El pecado de Adán, separa a Dios de los hombres, en el sentido de que, antes del pecado original, Adán y Eva "andaban desnudos" en el jardín del Edén. Eso revela una intimidad muy grande con Dios y entre ellos. Esa intimidad, esa cercanía con Dios, se pierde a raíz del pecado, y a Adán y Eva les da vergüenza andar desnudos por el jardín. 

A causa del pecado original, somos más propensos al mal que al bien. ¿Dónde quedan las tentaciones? ¿La serpiente? Sí, las tentaciones existen, pero nosotros tenemos la libertad de decir sí o no. Yo noto (de una forma muy sutil) cuando el maligno me está tentando. ¿Cómo? Todo lo que nos da tristeza, preocupación, cuando pensamos en lo que podría haber pasado si yo hubiese actuado diferente, cuando nos sentimos excesivamente culpables, cuando pensamos en algo que nos acerca al pecado de algún u otro modo... entonces, ahí está el maligno tratando de hacer las suyas (al decir el maligno me refiero al demonio, es que no me gusta mucho escribir eso todo el rato). Si decidimos seguir pensando en aquello, si no buscamos la forma de alegrarnos, de reírnos como niños de nosotros mismos, si no nos ocupamos en vez de pre-ocuparnos, si no pensamos más en Dios y en las cosas bellas que tenemos hoy (en vez de pensar en lo que pudo haber sido), si no huimos del pecado, etc... ahí sí se convierte en pecado. Comenzamos a perder la alegría, con la alegría se va la esperanza, la fe, el amor... Nosotros podemos tener la voluntad de alejarnos del pecado y del maligno también. Para eso solo tenemos que rezar... sí, pedirle al Padre Dios que fortalezca nuestra pequeña voluntad, que nos guíe por sus caminos, que no nos permita caer en tentación... Él es misericordioso, y nos va a ayudar.

Y nuevamente, les recalco... acérquense al Sacramento de la Reconciliación, a la Santa Misa, traten de estar más cerca de Dios en toda su vida, porque la Presencia de Dios ahuyenta al maligno. Si estamos cerca de Dios, Él nos va a dar Su Fortaleza para decir que no al pecado, nos va a alegrar, y toda nuestra vida mejorará.

Y es que hay que poner a Dios en el centro de nuestras vidas. Él debe ser lo más importante, según nuestro estado de vida. Por ejemplo, yo soy soltera, por lo que debo honrar a mi padre y a mi madre, pero a su vez, debo honrar más a mi Dios. Si yo fuera casada, Dios seguiría siendo el más importante, pero me dedicaría más a darle en el gusto a mi marido, pues a través de Él es que amo a Dios, a través de mi esposo y mis hijos. ¿Se entiende? Conozco a alguien (no voy a revelar su nombre...) que no va a la Santa Misa ni si quiera los domingos, siempre tiene mil excusas para no ir. Especialmente pone como excusa el orden y limpieza de la casa, que tiene tanto que hacer... eso no es excusa, si Dios es lo más importante de nuestra vida, nos hacemos el tiempo para ir a verlo, mínimo los domingos. Y si realmente algo no nos permite ir, algo de verdad importante (nuestra salud, o la salud de otra persona, o el deber de trabajar sí o sí en los horarios de la Misa, y no poder ir tampoco a la Misa de vísperas del día domingo, que vale igual que la Misa del domingo) ahí sí Dios nos perdona el no ir a verlo. Pero sépanlo... es pecado no ir a la Santa Misa los domingos. Tenemos muchos días en la semana, muchas horas, y si no le dedicamos 1 sola hora en la semana, el día domingo... es que somos muy ingratos con el Padre Dios.

Les dejo una oración a San Miguel Arcángel, que me ha ayudado especialmente en momentos de gran tentación:

¡Oh San Miguel Arcángel!, defiéndenos en los combates, sé nuestro amparo contra la maldad y asechanzas del demonio. Mándele el Señor que no pueda dañarnos, humildemente te lo pedimos, y tú, ¡Oh Príncipe de la milicia celestial!, usando el poder que el Cielo te ha conferido, lanza al infierno a Satanás, y demás espíritus malignos que recorren el mundo para perder las almas.
Amén.
Escrita por el Papa León XIII, busquen la historia de esta oración. Hay otras traducciones, pero ésta deja más claro lo que estamos pidiendo, y eso hará que podamos pedirlo con más corazón. 

¡Rezo por todos ustedes!

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